El antiguo reptil de cuatro aletas aleteaba como un pingüino

El rompecabezas del plesiosaurio ha sido revelado por simulaciones informáticas que muestran cómo los antiguos animales utilizaban su inusual cuerpo de cuatro aletas para nadar a través del océano.

El estudio publicado esta semana en PLOS Computational Biology por informáticos, dirigidos por Greg Turk, del Instituto Tecnológico de Georgia, y en colaboración con el paleontólogo Adam Smith, del Wollaton Hall, del Museo de Historia Natural de Nottingham, investiga el viejo enigma de la natación de los plesiosaurios.

Plesiosaurio

Los investigadores descubren que el movimiento de natación más eficaz para el plesiosaurio es agitar las dos aletas delanteras en un movimiento de vuelo bajo el agua, similar al de un pingüino. Sin embargo, sorprendentemente, las simulaciones revelaron que las aletas traseras no habrían aumentado sustancialmente su velocidad de avance. En su lugar, las aletas traseras de los plesiosaurios se utilizaban probablemente para la dirección y la estabilidad.

Los plesiosaurios son un grupo extinto de reptiles marinos que fueron depredadores de primer orden durante 135 millones de años en la era de los dinosaurios. Su singular esquema corporal de cuatro aletas no se parece a ningún animal nadador actual y los paleontólogos han debatido su posible estilo de natación desde que se describió el primer esqueleto completo de plesiosaurio en 1824. El estudio utiliza simulaciones por ordenador para ayudar a resolver esta cuestión. Se simularon miles de movimientos de natación diferentes para identificar la estrategia de natación más eficaz para el plan corporal del plesiosaurio.

Simulaciones

Las futuras simulaciones por ordenador podrían servir para descubrir el grado de agilidad que los plesiosaurios obtienen de sus aletas traseras. El método también puede aplicarse para comprender el movimiento de natación de otros animales prehistóricos.

«La natación del plesiosaurio ha sido un misterio durante casi 200 años, por lo que fue emocionante ver cómo el plesiosaurio cobraba vida en la pantalla del ordenador«, dijo Smith.

«Nuestros resultados muestran que las extremidades delanteras son el motor de la propulsión del plesiosaurio, mientras que las traseras son más pasivas«, dijo Smith.

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