Un nuevo fármaco puede frenar el crecimiento de las células cancerosas al frenar su reloj biológico.
Los hallazgos de los científicos del Centro Michelson de Biociencia Convergente de la USC y del Instituto de Biomoléculas Transformativas (ITbM) de la Universidad de Nagoya suponen un avance en un área de investigación en auge: convertir los ritmos circadianos del cuerpo en algo contra el cáncer.
Estudios
Su estudio, realizado en células de cáncer de riñón humano y en leucemia mieloide aguda en ratones, se publicó el 23 de enero en la revista Science Advances.
Los científicos saben que alterar el sueño y otros elementos del ritmo circadiano de los humanos puede perjudicar la salud. Lo mismo ocurre con el reloj circadiano de las propias células. Si los investigadores pudieran alterar el reloj circadiano de las células cancerosas, teorizan, podrían dañar o matar esas células.
Los científicos descubrieron que una molécula llamada GO289 se dirige a una enzima que controla el ritmo circadiano de la célula. Esta interacción fármaco-proteína interrumpe entonces las funciones de otras cuatro proteínas importantes para el crecimiento y la supervivencia de las células.
En efecto, el GO289 puede atascar los engranajes del reloj circadiano de la célula, ralentizando sus ciclos. Y puede hacerlo con poco impacto en las células sanas.
«En algunos tipos de cáncer, la enfermedad se apodera del mecanismo del reloj circadiano y lo utiliza con el malvado propósito de ayudarse a sí misma a crecer», explica Steve Kay, director de biociencias convergentes del Centro Michelson de la USC y catedrático Provost de Neurología, Ingeniería Biomédica y Ciencias Biológicas. «Con el GO289, podemos interferir en esos procesos y detener el crecimiento del cáncer».
Kay es uno de los varios científicos del Dornsife College of Letters, Arts and Sciences de la USC, la Viterbi School of Engineering de la USC y la Keck School of Medicine de la USC que están colaborando en múltiples disciplinas para encontrar nuevas soluciones para el tratamiento del cáncer, las enfermedades neurológicas y las cardiovasculares.
Encontrar el candidato adecuado
En sus primeras interacciones con células humanas de cáncer de hueso, el GO289 parecía ralentizar el reloj circadiano de los tumores al dirigirse a una enzima, denominada CK2.
Para comprobar si el GO289 obstaculizaba sistemáticamente otros tipos de cáncer de la misma manera, los científicos lo probaron en células humanas de cáncer de riñón y en ratones con leucemia mieloide aguda. Descubrieron que el GO289 afectaba específicamente al metabolismo de las células cancerosas y a otras funciones relacionadas con el sistema circadiano que normalmente permitirían al cáncer crecer y extenderse.
Kay es optimista respecto a los resultados. «Esto podría convertirse en una nueva y eficaz arma que acabe con el cáncer», afirmó.