El tamaño de los pezones varía notablemente de una mujer a otra, mientras que los masculinos son más uniformes. Este hallazgo va en contra de un supuesto común de la biología evolutiva, dicen Ashleigh Kelly y sus colegas de la Universidad de Queensland (Australia) en un estudio publicado en la revista Adaptive Human Behavior and Physiology de Springer.

Biología
Uno de los principales objetivos de la biología evolutiva ha sido comprender si determinados rasgos del cuerpo se han adaptado para servir a un propósito o simplemente se han desarrollado de forma aleatoria, y hasta qué punto estos rasgos son funcionales. Algunos investigadores de la evolución afirman que la poca variedad en el tamaño de los rasgos biológicos específicos es una indicación de que éstos tienen un propósito muy específico o son el resultado de una fuerte selección evolutiva. Por tanto, los rasgos que son muy variables son el resultado de una selección evolutiva débil.
Para comprobar esta hipótesis, Kelly y su equipo investigaron los pezones humanos. Los pezones masculinos se consideran un subproducto evolutivo prototípico, una versión no funcional del pezón femenino funcional.
Kelly y su equipo incluyeron en su estudio a 63 estudiantes universitarios australianos que dieron su consentimiento. Se escanearon las áreas de los pezones de los participantes y se midieron posteriormente. Los investigadores también midieron características como la altura y la circunferencia del pecho de los participantes.
Femeninos
Los pezones masculinos tenían una media del 36% del tamaño de los femeninos. También había una mayor variación en el tamaño del área del pezón de las mujeres, incluso después de tener en cuenta la diferencia de tamaño.
«Descubrimos que los pezones femeninos eran significativamente más variables que los masculinos», afirma Kelly, quien señala que se tuvieron en cuenta aspectos como el índice de masa corporal de los participantes, la temperatura de la habitación en la que se realizaron las pruebas y las diferencias en el tamaño del busto de las mujeres y del pecho de los hombres.
«Los pezones femeninos son funcionales, ya que se utilizan en la lactancia«, explica Kelly. «Por lo tanto, el hallazgo de que los pezones femeninos son muy variables desacredita los estudios anteriores que indican que la variación de una característica específica indica una falta de funcionalidad».
Otros investigadores han afirmado, por ejemplo, que la mayor variación en la longitud de los clítoris en comparación con los penes significa que el orgasmo femenino es un subproducto no funcional del orgasmo masculino. Basándose en los hallazgos actuales, Kelly afirma que estas pruebas deben descartarse porque la analogía de los pezones masculinos y femeninos muestra el efecto contrario.