El tejido esquelético que se encuentra en la nariz y las orejas y que durante mucho tiempo se ha pasado por alto se parece al plástico de burbujas, y su uso puede facilitar la cirugía facial, como la remodelación de la nariz.
Maxim Plikus de la Universidad de California, Irvine, y sus colegas identificaron el tejido inusual hace unos años mientras estudiaban células grasas recolectadas de orejas de ratón. «Fue sólo un accidente científico», dice.
Las narices y las orejas de ratones y humanos contienen un tejido resistente pero flexible llamado cartílago, que también se encuentra en nuestras articulaciones. La sabiduría convencional dice que el cartílago tiene la misma estructura en cualquier parte del cuerpo. Sus células no contienen mucha grasa y están rodeadas por una matriz espesa y rica en proteínas que proporciona energía.
Pero cuando los investigadores examinaron muestras de nariz y oreja de ratón bajo un microscopio, encontraron una estructura compuesta de células llenas de grasa, también conocidas como lípidos, conectadas sólo por una fina malla de proteína, lo que llevó al equipo a llamarla lipocartílago. «Parece plástico de burbujas», dice Plikus.
El equipo descubrió que este cartílago inusual se había observado antes, pero sólo en un breve relato de su descubrimiento de la década de 1850 y en algunos informes breves posteriores. Para investigar más a fondo, los investigadores estiraron y exprimieron muestras de lipocartílago de orejas de ratón e hicieron lo mismo con cartílago estándar de rodillas y costillas de ratones.
Descubrieron que el lipocartílago era más suave y elástico, probablemente debido a su mayor contenido de grasa, dice Plikus. Esto sugiere que el lipocartílago tiene funciones únicas en el cuerpo en comparación con el cartílago estándar, aunque se necesitan más estudios para identificarlas, afirma.
El equipo descubrió lipocartílago en muestras de oído y nariz humanas recolectadas de embriones abortados médicamente, lo que los llevó a preguntarse si el tejido podría cultivarse en el laboratorio para su uso en cirugía reconstructiva o cosmética. Los cambios en la nariz, por ejemplo, a veces implican extraer un trozo de cartílago de la caja torácica de una persona.
En cambio, cultivarlo a partir de células madre podría evitar esto, pero los esfuerzos para hacerlo con el cartílago normal se han visto obstaculizados por la dificultad de detectar células madre restantes, que podrían convertirse en tumores si se implantan, dice Plikus. Los investigadores han descubierto que el lipocartílago se puede cultivar con éxito a partir de células madre humanas derivadas de embriones, y es muy fácil identificar las células madre restantes utilizando un tinte que se une a la grasa del tejido.
Hasta que se replique la investigación y se pruebe el enfoque en animales y humanos, es demasiado pronto para saber qué tan bien funciona en la práctica, dice Mark Grimes de la Universidad de Montana, que no participó en el estudio.
El equipo de Plikus ya está realizando pruebas de implantes faciales con lipocartílago derivado de células madre en ratones y espera probarlo pronto en humanos. «Si somos optimistas, dentro de cinco años», afirma.
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