Un pequeño equipo de investigadores de Dinamarca y Alemania ha encontrado pruebas que sugieren una razón biológica para que las mujeres vivan más que los hombres. En su artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, el grupo expone su estudio, que consistió en analizar los datos de supervivencia de varios periodos de la historia en los que grupos de personas fueron sometidos a una coacción extrema.
Casi todo el mundo sabe que las mujeres, por término medio, viven más que los hombres. Pero nadie sabe por qué. Algunos han sugerido que se debe a que los hombres se comportan de forma más temeraria. Otros han sugerido que podría tener que ver con no tener un cromosoma X de reserva, mientras que otros han sugerido que podría tener algo que ver con los niveles de testosterona. En este nuevo esfuerzo, los investigadores trataron de aprender más sobre las diferencias en la esperanza de vida observando las tasas de supervivencia de las personas sometidas a una coacción extrema.
Los investigadores se centraron en un periodo de comercio de esclavos en Trinidad, un periodo durante el cual los esclavos liberados en América intentaban sobrevivir en Libera, una epidemia de sarampión en Islandia y hambrunas en Ucrania, Suecia e Irlanda. En todos estos casos, excepto en Trinidad, informan los investigadores, las mujeres vivieron más que los hombres. Trinidad fue una excepción, señalan, probablemente porque los traficantes de esclavos les daban más valor y, por tanto, se esforzaban más en mantenerlas con vida. También señalan que las diferencias en la esperanza de vida se debían sobre todo a las tasas de mortalidad infantil.

Los datos de la hambruna son especialmente notables: en la hambruna de la patata en Irlanda, por ejemplo, que se produjo aproximadamente entre 1845 y 1849, la esperanza de vida típica de los hombres era de sólo 18,17 años, mientras que la de las mujeres era de 22,4 años. Pero antes de la hambruna, ambos grupos tenían una esperanza de vida de aproximadamente 38 años. Los datos de otras hambrunas eran más o menos similares, lo que, según los investigadores, sugiere que debe haber una raíz biológica para las diferencias en la esperanza de vida. Es dudoso, señalan, que las diferencias de comportamiento en los niños hayan podido marcar la diferencia en las tasas de mortalidad, lo que deja como única posibilidad razonable una fuente biológica.
El equipo no pudo precisar qué tipo de ventaja biológica podrían tener las mujeres sobre los hombres, por supuesto, pero señalan que se sabe que el estrógeno es antiinflamatorio y que la testosterona podría causar problemas al sistema inmunitario.